Lo anterior, en un entorno epidemiológico que está cambiando, probablemente continuará haciéndolo en los años próximos tanto por el empleo de los recientes medicamentos antivirales — cuyos resultados deberán evaluarse — como por la investigación farmacológica que hace cada día más posible el desarrollo de drogas capaces de revertir la fibrosis y, con ello, frenar su evolución hacia las hepatopatías crónicas.
Por otra parte, es hoy un hecho aceptado que la esteatosis puede evolucionar en una proporción de pacientes a esteatohepatitis y esta hacerlo a fibrosis, cirrosis y sus complicaciones, como el hepatocarcinoma, hechos que, dado el incremento mundial de la obesidad, la diabetes y el síndrome metabólico, han sido calificados como pandemia y contarán cada vez más en los próximos años en la etiología de estas hepatopatías y ocuparán con frecuencia creciente la atención de hepatólogos y radiólogos.