En 1988 el Dr. W. Eklund publicó la técnica que lleva su nombre, para efectuar la mastografía de una paciente con mamaplastía de aumento, la cual se implementó en nuestros centros y consiste en evaluar inicialmente la integridad de los implantes mamarios, mediante radiografías craneocaudal y mediolateral oblicuas, con mínima compresión, (no más de 10 libras) y similares proyecciones desplazándolos, lo cual permite visualizar el tejido para su análisis, ya que la frecuencia del cáncer mamario es similar con o sin prótesis y se pueden ocultar hasta el 40% de lesiones (fig. 1, 2 y 3) , así también es necesario complementar en el mismo momento con ultrasonido de alta resolución.
La complicación mas frecuente de los implantes mamarios es la contractura capsular; existen otras como la ruptura intra o fuera de la cápsula, ésta última se presenta generalmente en aquellos implantes de más de diez años de evolución, así como las calcificaciones de la cápsula fibrosa; la trasminación del silicón, sin existir ruptura extracapsular, se manifiesta con adenopatías axilares sospechosas, que ameritan un estudio funcional como la resonancia magnética contrastada para descartar malignidad o cuando existen signos sugestivos de ruptura intracapsular; el seroma es otro hallazgo no tan infrecuente y cuando es en escasa cantidad en paciente asintomática no tiene relevancia, pero se ha encontrado en un porcentaje pequeño asociación con linfoma anaplásico.
Independientemente de las múltiples técnicas quirúrgicas de la mamaplastía de reducción y mastopexia, existen signos radiológicos comunes, como la redistribución del tejido mamario, áreas de necrosis grasa o quistes oleosos con o sin calcificaciones y posición no anatómica de pezones; en ocasiones observamos asimetrías focales de tejido, distorsiones de la arquitectura, así como calcificaciones sospechosas, que debemos diferenciar de lesiones malignas.
Las posibilidades de reconstrucción mamaria dependerán de la cantidad de piel residual y en ocasiones se utilizan colgajos miocutáneos del músculo dorsal ancho e implante, así como de recto abdominal, para restablecer la armonía corporal.
Gracias a la detección temprana mediante mastografía y ultrasonido y la correlación histológica por imagen, es posible optimizar la planeación quirúrgica.
Fig. 1 – Proyecciones craneocaudales de mínima compresión.
Fig. 2 – Proyecciones craneocaudales con técnica de Eklund: tumoración maligna en cuadrante externo Izquierdo, con calcificaciones en su interior y ganglios intramamarios bilaterales.
Fig. 3 – Cono de magnificación del mismo caso.